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Los adolescentes

19/04/2010

Los adolescentes

Los mismos criterios que necesitan los más pequeños para una buena gestión de su dinero (el presupuesto personal, la planificación de objetivos y el ahorro regular y sistemático) son aplicables para los adolescentes y jóvenes. La diferencia es que estos últimos tendrán más dinero y más oportunidades e independencia para gastarlo.

Conviene que asuman poco a poco la responsabilidad sobre más gastos, no sólo los discrecionales. Si se acostumbran a gastar todo en sus propios caprichos se llevarán un disgusto el día de mañana cuando intenten independizarse. El teléfono móvil, ropa, libros, abonos de transporte, gasolina y alguna clase particular son ejemplos de gastos necesarios a los que podrían contribuir con sus medios.

Asegúrese de que su hijo no tenga demasiado dinero en una libreta o cuenta poco remunerada. Anímele a sacar parte de ese dinero para tratar de buscar una rentabilidad mayor. Empiece con una cuenta de alta remuneración o un depósito bancario.

Anime a su hijo a intentar buscar mayor rentabilidad para una parte de sus ahorros a través de la inversión.

Sobre todo, explíquele que, por tener toda la vida por delante, cuenta con la enorme oportunidad de acumular un importante fondo para cuando sea mayor.

Si no lo ha hecho todavía, introduzca a su hijo adolescente en el mundo de la inversión responsable. 

A estas edades conviene que su hijo ponga por escrito sus objetivos financieros para que sean específicos y cuantificados. Puede empezar a fijarse objetivos a largo plazo, como por ejemplo comprar un coche o estudiar en el extranjero. Anímele a reflexionar sobre ello y asegúrese de que sean cosas realmente importantes para él o ella y acordes con sus valores, y no simplemente lo que tienen o quieren tener sus amigos.

Explique a su hijo la diferencia entre objetivos a corto y largo plazo para que así distinga entre ahorro e inversión. Por ejemplo, si quiere comprar un DVD la semana que viene o un ordenador dentro de seis meses, debe ahorrar. Pero si quisiera comprar un coche dentro de 10 años, resultará más indicado invertir su dinero en un producto que le proporcione más rentabilidad a largo plazo.

Antes de invertir, su hijo debe comprender bien el concepto riesgo/rentabilidad. Toda inversión lleva inherente algún nivel de riesgo. Es decir, no es seguro que vaya a conseguir la rentabilidad deseada e incluso podría perder el dinero invertido. Cuanta más alta sea la expectativa de rentabilidad, mayor es el riesgo que corre.

Sus primeras inversiones pueden ser sencillas y de bajo riesgo en títulos de renta fija como Letras del Tesoro o en algún fondo monetario.

Más adelante le puede explicar los conceptos básicos de las acciones y el funcionamiento de las bolsas de valores. Si usted no entiende bien estos conceptos, lea primero nuestra explicación (bloque "Consejos para invertir").

Antes de invertir de verdad en acciones, haga una simulación. Deje que su hijo elija un par de empresas que cotizan (que sean para él familiares y cuyos productos sean de uso común) y siga su cotización durante algún tiempo por internet o en las páginas de la prensa financiera. Sigan juntos la actualidad de esas compañías y de la situación económica general y analicen cómo afectaría a la cotización. ¿Y por qué no compite toda la familia en este juego? Cada miembro dispone de 10.000 euros, naturalmente ficticios, para diseñar su cartera; fíjense un tiempo (seis meses o un año) y comparen cuánto ha ganado o perdido cada uno.

Por supuesto, explique bien claro a su hijo que las bolsas de valores no son un juego y que los plazos antes dichos no son los adecuados para invertir. La mejor inversión radica en elegir compañías sólidas con buenas perspectivas de crecimiento y aguantar sus acciones a largo plazo, sin preocuparse demasiado por subidas y bajadas temporales.

Este ejercicio (en internet se pueden encontrar juegos y simuladores de inversión en acciones muy sofisticados) sirve para entender el funcionamiento básico del mercado de valores y también para explicar la importancia de la diversificación. Antes de abrir una cuenta de valores real, es más prudente iniciar la inversión en renta variable suscribiendo algún fondo de inversión diversificado o ETF, fondos de inversión que replican el comportamiento del índice de un mercado (por ejemplo el Ibex de la bolsa española). Si su hijo es menor de 18 años, necesitará un adulto como cotitular.

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