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¿Cómo cuidar tu entorno personal y financiero?

Mi familia

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Tener una familia implica tomar decisiones financieras: nuevas necesidades, nuevas responsabilidades, nuevo presupuesto, y además educar a los hijos sin hablarles de dinero es como pedir a un carpintero que trabaje sin martillo. El dinero forma parte de sus vidas, y por su bien tenemos que enseñarles a tomar las mejores decisiones financieras. ¿Cómo estar preparados para esto?

Empezando una familia

Tener un hijo es un reto en muchos aspectos, incluido el económico. La llegada de un bebé suele producir muchas emociones. Todo va a cambiar, la responsabilidad es enorme y también lo serán los gastos, por lo que conviene organizarse y planificar su llegada.

Las cifras pueden asustar y ser muy variables, pero se estima que sólo durante su primer año de vida un bebé puede costar entre 6.000 y 10.000 euros. ¿Cómo es posible?

La lista de artículos que requiere un bebé puede ser interminable. Aunque no todos hacen falta en seguida, normalmente las familias suelen comprarlos antes del nacimiento. Lo importante para que no suponga un gran derroche es hacer una lista con todas las cosas que realmente necesitas.



Consulta la herramienta que te permitirá planificar los gastos del primer año y ajustarlos en función de tus necesidades.


Herramienta mi Bebé


Te aconsejamos preguntar primero a amigos o familiares experimentados para que te orienten y no llenarse de artículos innecesarios o de poco uso. Tal vez se puedan pedir cosas prestadas, comprarlas de segunda mano y otras las pueden regalar los amigos y familiares. Antes de comprar nada, no te olvides de comparar precios, Internet puede ser una gran ayuda.


Si todavía no tienes confeccionado un presupuesto familiar, ponte a elaborar uno lo más pronto posible. Debes de controlar tu situación financiera porque ahora hay alguien más que depende de ti. El presupuesto es la herramienta necesaria para controlar y gestionar el dinero


Una vez confeccionado este nuevo presupuesto familiar, te darás cuenta que la distribución de los gastos va a cambiar de forma sustancial , tenemos que pensar en cómo van a cambiar las siguientes partidas del presupuesto:

  • Gastos del hogar: ¿hará falta alquilar o comprar una casa más grande? ¿Habrá que cambiar de barrio para estar cerca de un colegio?, ¿aumentarán los gastos de luz, agua, gas, limpieza, etc.?
  • Alimentación y ropa: ¿Cuánto más tendré que pagar en comida y en ropa?
  • Transporte: ¿Hará falta un coche más grande? ¿tendré que pagar ruta escolar?
  • Gastos médicos: todos los gastos que no están cubiertos, desde tiritas y medicamentos de botiquín, hasta pólizas de seguros en el caso que así lo estimen los padres.
  • Gastos de educación: guarderías, colegios, universidades, masters, colegios mayores, estudios en el extranjero, etc.


Los gastos cambiarán a medida que crezcan tus hijos por lo que es importante revisar el presupuesto cada año, como mínimo. 

Ahora es más importante que nunca tener un fondo de emergencia para cubrir imprevistos y destinar parte de los ingresos mensuales al ahorro e invesión para lograr  objetivos financieros a largo plazo.

Para paliar un poco el coste económico de tener un hijo, actualmente existen algunas ayudas económicas o ventajas fiscales, como deducciones por maternidad, asignaciones económicas por hijos, deducciones en el IRPF, etc.

Aparte de las ayudas estatales, las comunidades autónomas ofrecen importantes subvenciones y deducciones fiscales destinadas a las familias. Conviene conocer bien las prestaciones de su comunidad, su importe, requisitos y métodos de solicitud.

Todas estas y otras prestaciones familiares puedes encontrarlas en la web de la Seguridad Social.

Las familias numerosas también tienen una serie de facilidades y ayudas económicas, como bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social, reducciones en tasas académicas, derechos a subsidios por necesidades educativas especiales, etc.

En la Federación Española de Familias Numerosas puedes encontrar información sobre descuentos específicos para este colectivo ofrecidos por empresas privadas (automóviles, educación, viajes, seguros, ropa y calzados…).

Como padres, conviene incluir la educación como un objetivo financiero, ya sea a medio o largo plazo. Ahorrar para sus estudios es invertir en su futuro. Existen en el mercado productos financieros diseñados para este fin. Siempre se pueden hacer aportaciones periódicas de pequeña cuantía con la finalidad de cubrir las necesidades de educación. Esto puede realizarse principalmente a través de un depósito a plazo, un seguro de ahorro o un fondo de inversión. No obstante, tanto para la modalidad de depósito como para la de fondo de inversión se suele contratar un seguro opcional, de forma que los hijos cobren un capital adicional a la cantidad acumulada en caso de fallecer el padre o la madre; de este modo se aseguran la posibilidad de seguir estudiando.

No obstante, cualquier producto o combinación de productos de ahorro-inversión a largo plazo puede servir para este fin.


¿Qué seguros necesitaré para proteger a mis hijos?

  • Seguro de vida: para proteger a la familia contra sucesos transcendentales como la muerte o incapacidad de los padres o alguno de ellos. Un seguro de vida, normalmente también cubre a tu pareja contra la carga financiera de tener que criar a un hijo solo. Si ya tienes un seguro de vida, revisa las coberturas.
  • Seguro de accidentes: cubren el asegurado con un capital determinado, en caso de invalidez temporal o permanente o en caso de fallecimiento provocado por un accidente...
  • Seguro de salud privado: en caso de tener uno los padres y querer incluir como beneficiario a su hijo es mejor añadirlo cuanto antes ya que normalmente la mayoría de seguros de salud y sociedades privadas establecen periodos de carencia. Es decir, hay que estar incluidos durante un plazo mínimo para poder acceder a ciertos servicios médicos.



La educación financiera de tus hijos: una educación para el futuro

Muchos padres hacen grandes sacrificios para darles a sus hijos lo mejor y darles todo lo que desean no es la solución. Si nos les ofrecemos una sólida educación financiera no les ayudaremos a valorar el dinero y a tomar decisiones financieras en su vida que mejoren su futuro. ¿Qué pueden hacer los padres?


¿Cuándo y cómo enseñar educación financiera a tus hijos?

¿Cuándo? Cuanto antes mejor, lo más pronto que se pueda. Lo importante no es la edad del niño sino la sencillez con la que se le expliquen las cosas. Lo mejor es no esperar a la adolescencia para tener una conversación sobre el dinero ya que habremos perdido la oportunidad de crear buenos hábitos.

5 lecciones para educar financieramente a tus hijos:

Revisa tu comportamiento. Los hijos suelen seguir el ejemplo de los padres más que sus consejos. Si consumes sin control y vives al día, es difícil que tu hijo sea distinto. Pon en práctica las lecciones sobre el presupuesto personal, el ahorro, el endeudamiento. Enséñales con el ejemplo que no hay que comprar de forma compulsiva, sino estableciendo prioridades para distinguir entre lo necesario y lo deseado, comparando precios y ahorrando. Es muy importante que vean que a veces hay que esperar para poder adquirir lo que se quiere.

El experimento del malvavisco, nos ayuda mucho a entender por qué es importante esperar y lograr nuestros objetivos.


Dependiendo de la edad puedes involucrar a tus hijos en la elaboración del presupuesto familiar para que entiendan los objetivos financieros de la familia (comprar una vivienda y pagar una hipoteca, ir de vacaciones, pagar los estudios, etc.) De este modo serán más conscientes de que no pueden pedir de todo porque en la familia hay unos objetivos financieros que cumplir.

Obviamente si se trata de niños pequeños la mejor manera de transmitir estos conocimientos es jugando y proponiendo diferentes actividades.

Es un error muy habitual pensar que “ya habrá tiempo” para hablar de finanzas y alejar a nuestros hijos de la planificación del presupuesto familiar. Si preguntas a los niños ¿de dónde viene el dinero?, lo más habitual es que respondan “de los cajeros automáticos” o “de Internet”, ahora que habitualmente realizamos compras online. Cuando un niño pequeño pide que le compremos algún capricho y les decimos que no hay dinero, su pensamiento lógico es “vete al cajero a sacar dinero”. El uso de las tarjetas, el pago por móvil o a través de Internet es aún más difícil de entender para ellos.

Los niños no pueden aprender a valorar el dinero si nadie se lo enseña. Normalmente, con 5 o 6 años ya son capaces de comprender conceptos básicos y sería oportuno aprovechar las ocasiones cotidianas para transmitirles los siguientes mensajes:

  • Que hay que trabajar para ganar dinero.
  • Que cuando recibimos dinero por nuestro trabajo dejamos el dinero en un banco para que nos lo guarde.
  • Que parte de nuestro dinero es necesario para pagar gastos como la vivienda, la comida, la gasolina, la electricidad, la ropa, el teléfono, etc.
  • Que cada vez que sacamos dinero, compramos con tarjeta o móvil va quedando menos dinero en el banco.
  • Que si se gasta todo ya no queda más.
  • Que siempre hay que ahorrar un poco para poder comprar cosas como regalos, las vacaciones o para emergencias
  • Que no se puede comprar TODO lo que se desea

Recibir una paga es la primera experiencia de un niño con la independencia financiera. Es muy importante porque aprenderán a gestionar su dinero. Si tienes por costumbre darle al niño una paga semanal, por pequeña que sea, debe ser tomada con mucha seriedad y conseguir que genere hábitos de gasto saludables con ese dinero.

La paga es una herramienta inmejorable para educar sobre la importancia del presupuesto personal. Es muy importante establecer unas reglas básicas para que la lección aprendida sea la adecuada.

La base de la paga es, por supuesto, criterio de los padres. Algunas familias dan una cantidad semanal o mensual y otras pagan por tareas realizadas o por recibir buenas notas. Pero el objetivo de la paga debería ser enseñar la importancia de gestionar bien el dinero, y no simplemente premiar o castigar comportamientos. Una opción aconsejada es comenzar dando una cantidad semanal (mejor que mensual), así aprenderá a planificar teniendo unos ingresos regulares. El objetivo es transferir a tus hijos la responsabilidad de pagar ciertas cosas. Es decir, en vez de tenerle que comprar las cosas que quiere o caprichos serán ellos los que tengan que pagarlos con su dinero y así llevar un control del mismo.

En cuanto a la cuantía, también depende de la situación y posibilidades de la familia, pero es importante recordar que la paga sirve para que los hijos aprendan:

  • Que el dinero no es ilimitado.
  • Que no se puede comprar todo lo que se quiere.
  • Que ahorrar cuesta un esfuerzo.
  • Que hay que saber diferenciar entre necesidades y deseos.

Para estimar una cantidad haz una lista de algunos de los gastos habituales de tu hijo que ahora pagas tú. Decide de qué gastos quieres que se responsabilice según su edad y madurez. La paga debe cubrir estos gastos y un poco más para que pueda ahorrar para comprar otras cosas.

Si se da demasiado dinero sólo fomentará actitudes y malos hábitos de gasto que podrían perjudicar sus decisiones financieras el resto de su vida.

Es muy importante explicar bien por qué se le está pagando, cuánto y qué responsabilidad tendrá con respecto al dinero recibido. Dependiendo de su madurez, es el momento de explicarle cómo funciona un presupuesto personal

Al principio, tu hijo necesitará un poco de ayuda para aprender a administrar su dinero. Quizá sea necesario recordarle cuánto le queda y darle consejos sobre cómo economizar para ahorrar un poco. Pero si gasta toda la paga semanal el primer día y pide más, hay que ser firmes y decirle que NO. De lo contrario, la lección aprendida será que eso del presupuesto no tiene importancia, que se puede gastar lo que se quiera, que no pasa nada… Cuanto antes aprenda a ser responsable con su dinero, más fácil será su vida.

Tampoco conviene caer en la trampa de adelantarle dinero cada vez que quiere comprar algo y no le llega la paga. Eso fomenta un comportamiento de “comprar ahora y pagar después”, que es la raíz de problemas de endeudamiento de muchos adultos. Si decides prestarle, ponlo por escrito, fija un plazo de tiempo para que pague la deuda y asegúrese de cobrarlo. Es preferible regalar el dinero que enseñar que no pasa nada si no devuelve un dinero prestado.

Es muy importante convertir el ahorro sistemático como parte de su vida. Cuando tu hijo se encapriche por algo hay que aprovechar la oportunidad para explicar que lo puede comprar con su propio dinero, y que le ayudarás a hacerlo. Tu hijo tendrá más incentivos para ahorrar si les permite que establezca sus propias prioridades, dentro de lo razonable... Puede utilizar la HERRAMIENTA Priorizar objetivos.

También puedes ayudarle a ponerlo por escrito, y si se trata de un niño pequeño coloca en algún lugar visible una foto o dibujo de la cosa que quiere comprar. Puedes ayudarle a calcular cuánto tiene que ahorrar y cuánto tiempo necesitará con la HERRAMIENTA Mis objetivos.

Las primeras veces que tu hijo se plantea ahorrar para comprarse algo, es fundamental que la experiencia sea positiva y que vea recompensado su esfuerzo. Se trata de fomentar el hábito del ahorro.

Los niños muy pequeños necesitan comprobar físicamente cómo crecen sus ahorros y se acercan a su objetivo. Por ejemplo, una hucha transparente permite ver el contenido.

Conviene que los primeros objetivos sean fácilmente alcanzables en dos o tres semanas como máximo. Luego, a medida que crezca, podrá fijarse plazos más largos de ahorro para adquirir objetos más costosos. Para echarle una mano y evitar que se frustre, ofrécele la posibilidad de realizar pequeños trabajos para ganarse un dinero extra. El ahorro para lograr sus objetivos es una es una experiencia muy beneficiosa para la autoestima de un niño. Es también una excelente forma de aprender a priorizar, distinguiendo entre las cosas que realmente son importantes y aquellas de las que se puede prescindir.

Los medios de comunicación y , las redes sociales, nos bombardean cada día con una cantidad ingente de mensajes publicitarios que son muy difíciles de distinguir para los niños y adolescentes. Ellos son especialmente impresionables por estos mensajes, imágenes o videos y necesitan, por su propio bien, desarrollar una capacidad de análisis crítico.

  • Explícales que la función de la publicidad es convencerlos a comprar un determinado producto o servicio y que solo nos cuentan las características positivas y no las negativas. Como actividad, pide a tu hijo que invente un anuncio sobre algún producto que conozca, pero no le guste mucho, intentando destacar sus cualidades.
  • Los niños muy pequeños ni siquiera distinguen los anuncios de la TV, redes sociales o videos. Puedes ver con ellos sus programas o videos favoritos y que jueguen a decir ¡anuncio! O explicarles cuando están intentando que compres algo.
  • Si vas de compras o compras por Internet: enséñale a comparar dos productos por su precio, tamaño y calidad. Explícale por qué uno resulta mejor compra que el otro.
  • Los factores de sostenibilidad son importantes a la hora de adquirir productos, que tus hijos sean conscientes del impacto que produce su consumo. Es importante que sepan dónde adquieren sus productos, cuánto adquieren, qué es la economía circular, etc. Son factores que deben tener en cuenta para conseguir un entorno más sostenible.

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